sábado, 12 de marzo de 2011

La vida alegre

Estas palabras dan vueltas en mi cabeza desde hace ya casi dos años cuando un miembro del cuerpo de la benemérita que indagaba cual Sherlo Holmes sobre nuestra procedencia, estado, profesión, dirección, forma de vida y un interminable etcétera concluyó con la la aplastante y para nosotros irrisoria frase “ésto os pasa por llevar una vida alegre” refiriéndose, claro está, al no tener domicilio y por lo tanto carecer de hipoteca, no tener coche por lo tanto no tener hipoteca, no tener trabajo por lo tanto no necesitar coche ni vivienda ni hipoteca, y otra vez un largo etc. de cosas que no teníamos ni necesitábamos.
Gracias a este sagaz miembro del cuerpo , cada vez que me siento agobiado o triste intento recordar que deseo vivir una “vida alegre” en la que disfrute plenamente la simple pero reconfortante levedad del ser.
Recordar que vivo esta existencia con la máxima libertad de la que soy capaz y que mi mente me permite, que abro los ojos ante la multitud de trampas que esta sociedad ha creado y pasan inadvertidas.
Ser consciente de que los limitadores de libertad abundan , sin que ellos mismos crean que lo son. Estar convencido que los dirigentes ( que por supuesto no son la clase política actual como tampoco lo es la soberanía popular) enfocan su trabajo a precisamente éso, dirigirnos eficazmente usando el miedo que provocan los ladridos de sus perros para evitar que nos salgamos del estrecho sendero y forzando a que nuestra vista no se aparte del culo de la oveja que camina delante, olvidándonos del gran y fértil valle en el que vivimos y transitamos. Valle en el que aun quedan seres libres que no sucumben al adiestramiento provocado por la avaricia del “pastor” por el tener.

Vida alegre para todos.

Tomás

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