Explorando el Guadiana

Pasamos unos días fondeados entre Sanlucar del Guadiana y Alcoutim conociendo ambos pueblos y sus alrededores.A pesar de estar separados por tan sólo un curso de agua son poblaciones muy distintas en cuanto a cultura,ambiente,arquitectura,etc...Alcoutim mucho más animado,más orientado al turismo y ofrece más servicios al navegante:dos pantalanes de amarre,servicios públicos,acceso a Internet,biblioteca...
Sanlucar también es bonito,blanco y de empinadas calles empedradas,pero con menos vida.También tiene un pantalán pero está tomado indefinidamente por los mismos barcos-parece que alquilan el espacio de amarre por meses,lo que impide el acceso a barcos de paso;sin embargo en el lado portugués la estancia máxima en pantalán es de una semana.En cualquier caso,este particular por el momento no nos ha afectado,pues se puede fondear sin problema,éso sí,teniendo en cuenta que las corrientes son fuertes y que hay zonas en las que el ancla no agarra bien;siguiendo los consejos de los lugareños y navegantes residentes en el río,damos con un lugar apropiado y practicamos diferentes técnicas de fondeo a dos anclas:a barbas de gato y con las dos anclas en linea en la misma cadena.
Aprovechamos también que hay una rampa de uso público y el efecto de las mareas para varar el barco y limpiar la obra viva,hélice y timón de caracolillo y demás.

Con la panza recién cepillada el Alma de Viento está dispuesto para continuar ascendiendo el río.Subimos despacio pues la corriente descendente es fuerte-han debido de abrir las compuertas de la presa río arriba.A medida que subimos la corriente ascendente se va haciendo más imperceptible y las subidas y bajadas de marea son más rápidas.Nos han prestado unas cartas hechas a mano de este tramo del río que nos ayudan a llegar sin incidentes a Mértola,desde donde el río ya no es navegable más que para pequeñas embarcaciones.Hasta aquí llegan pocos veleros,nosotros nos lo podemos permitir gracias a calar poco,tener triple quilla y hacerlo en mareas vivas...y llegar a este punto merece la pena ya sólo por la visión de la antigua ciudad en un alto tras millas de navegación por márgenes casi totalmente despobladas desde Pomarao,pequeño pueblo del lado portugués con pantalán de amarre.

Disfrutamos de la tranquila travesía,la abundancia y variedad de aves,el paisaje que sigue siendo de verdes colinas redondeadas, y con la visita a la ciudad de Mértola,que aún hoy recuerda el crisol de culturas que a lo largo del tiempo acogió:romana,judía,árabe...Hay pequeños museos que recogen restos de todas estas civilizaciones.Amarramos en un antiguo y solitario muelle de piedra a los pies de la ciudad.

El descenso es casi vertiginoso,comparado con el ascenso,tras sortear varios bancos de arena,isletas y remolinos llegamos a aguas más tranquilas donde fondear y dormir bajo otro cielo cuajado de estrellas...

Belén