Es agradable comprobar cómo navegan las palabras, lo sorprendente
de su etimología y de como el lenguaje de la "gente de mar" se
incluyó en el vocabulario "terrícola".
Una de estas
palabras procede de un molusco bivalvo, el Teredo Navalis, que ha
postrado al Alma de Viento a una vivencia terrenal durante cuatro largos años,
al teredo se le llamó comúnmente "gusano de barco" o "la
broma". Este vocabulario viene del griego «βρωμα» (brōma) teredón, de
«βρόμος» (bromos) masa de avena. Broma fue acogida en tierra como una persona, cosa o situación pesada o molesta.
En bable
llamado "el bichu", y en este caso de un gusto sobresaliente, se zampó
algunas tracas enterizas de Pino Rigida con el que esta construido el excelente
forro del Alma de Viento, afectándole sobre unos 30-40 centímetros por debajo
de la línea de flotación.
Estos
moluscos atacan maderas sumergidas. La broma tiene la concha reducida y
transformada en útil perforador, denominada normalmente "cabeza". Su
cuerpo está provisto por un extremo de una parte bífida, un sifón doble que
permite la circulación y la filtración del agua de mar. Taladra la madera
sumergida, consiguiendo digerir la celulosa gracias a un órgano especializado
llamado la glándula de Deshayes, que alberga bacterias adecuadas para la
tarea.
El cuerpo del
teredo es alongado y vermiforme, formando un tubo calcáreo que se abre al
exterior a través de un pequeño orificio en la madera, difícil de identificar,
el cual es usado para la entrada inicial del animal en la madera. Durante la
vida del animal, el orificio permanece abierto, permitiendo la salida de agua,
excrementos y de los elementos reproductores a través de dos sifones, y también
es usado como entrada de plancton para la alimentación. Esta abertura puede ser
cerrada por dos paletas calcáreas, localizadas lateralmente a los sifones y
accionadas por fuertes músculos, impidiendo la entrada de partículas o de
animales indeseables. Por medio de contracciones del músculo aductor, la broma
hace que los dentículos de la región anterior de la concha raspen la madera,
retirando partículas que sirven de alimento, siendo su "gusto" por la
madera, variable, de acuerdo con el género al que pertenezca.
Este bivalvo
descrito y bautizado por Carl von Linné en 1758 produce una larva que presenta
una forma inhabitual entre los bivalvos, ya que se alarga y desarrolla hasta
alcanzar los 20 cm. La larva es libre y planctónica. El adulto coloniza las
maderas sumergidas: cascos de naves, buques, pilotes, postes, árboles, troncos,
entre otros, creando una galería de 30 cm donde pasa el resto de su vida. Este
molusco de apariencia frágil está dotado de una resistente "cabeza"
perforadora capaz de taladrar las duras maderas tropicales, inaprovechables
hasta el siglo XX para la industria, por su dureza. Se alimenta de la madera
que desmenuza, pero se nutre principalmente, como la mayoría de los bivalvos,
filtrando el agua que circula en su organismo por medio del sifón situado en el
extremo posterior de su cuerpo. Las paredes de la galería que excava están
solidificadas por una fina secreción blanca calcárea, que forma un tubo de 20 a
30 cm, lo cual le permite vivir largo tiempo en maderas frágiles, esponjosas,
blandas o muy descompuestas. Vive probablemente en simbiosis con bacterias que
le ayudan a atacar y digerir la madera. Distintas especies de bromas y teredos
pueden vivir en un mismo tronco flotante o sumergido, asistidas de numerosas
especies de crustáceos isópodos (limnories), los cuales se sitúan sobre todo en
el exterior del tronco.
Los teredos
se encuentran en todos los mares, pero son más frecuentes en aguas templadas y
de baja salinidad, por lo cual su impacto para la navegación europea fue mayor
en la era de los descubrimientos y la navegación tropical. La broma era una
amenaza real. Existen varios relatos de navíos totalmente perdidos debido al
debilitamiento del casco por la acción de la broma. En lugares con escaso
aporte de oxígeno, como los sedimentos marinos o en zonas de gran aporte de
agua dulce, la madera se halla a salvo de su ataque.
La broma
tiene una forma esbelta que recuerda a la de los gusanos (su nombre en inglés
es "shipworm", gusano de los barcos, tiene nombres similares en
alemán y en otros idiomas), pero posee las características estructuras de los
bivalvos. Las valvas de la concha son pequeñas y separadas, y se sitúan en el
extremo anterior del "gusano", lo que facilita su uso para excavar la
galería.
Para limitar
los daños de los teredos se forraban los cascos de los buques con chapas
especiales, de maderas más densas o más gruesas. El daño era de tal orden que
se realizaron experiencias con otros materiales de mayor coste. Al final se
elegiría el cobre, protegiendo el casco con chapas de este metal. Tras el
descubrimiento de las pinturas anti-vegetativas en el siglo XX fue sustituido
por estas.
A principios
del siglo XIX, el ingeniero británico Marc Brunel se inspiró en el
comportamiento y anatomía de la broma para mejorar la tecnología de los
túneles. Basándose en sus observaciones sobre la forma en que las valvas de la
broma le permiten a la vez excavar un túnel en la madera y protegerse de ser
aplastada por los movimientos del material, Brunel diseñó un ingenioso marco
modular de acero para túneles, que permitía a los trabajadores excavar con
éxito a través del lecho del río Támesis, muy inestable. Consiguió con su
invento el primer túnel de gran longitud construido bajo un río navegable.