El Canal... ya habiendo pasado unas semanas de haberlo cruzado, parece corto... Después de atravesar Sete, nos adentrábamos en otra etapa, ya con el barco calvo de palos y con los obenques para tensar los palos (que te desollaban las espinillas al girarte de repente, y no te acababas de acostumbrar a la reestructuración de la cubierta), cruzamos la laguna de Thau entre dudas de donde comprar la Vignete y demás (que duraron hasta la salida del canal...).